Hola a todos, lamentablemente no pude estar junto a mis colegas en su odisea hacia el mundo de la imaginación. Digamos entonces que los libros son un buffet, el cual hace gala constante de nuevas y exquisitas opciones culinarias para complacer al paladar más exigente sin embargo, así como ocurre con la buena comida, algunos prefieren abstenerse de tal placer porque, al desconocer el platillo, se ven superados por la incertidumbre optando por no arriesgarse a comerlo.
Tal como lo haría un infante quien, en los inicios de su vida, desarrolla casi automáticamente un rechazo a la verdura dando por hecho su mal sabor. Los hombres se ahorran la lectura para cuidar sus ojos, por no tener tiempo, etc.
Observar a niños emocionados en la feria, de la mano de sus padres, sea el expectáculo más alentador y maravilloso que pueda presenciarse acttualmente. No porque para un adulto resulte menos placentero leer pero, en el caso de la niñez se trata de un recuento del infante contemporáneo con su esencia: su privilegiada imaginación. Este don es un privilegio que la sociedad sea a encargado de reprimir o desaparecer.
Para los niños con imaginación son capaces de crear un arma cpaz de liquidar al mismísimo Aquiles con un solo movimiento sin necesidad de tocar su talón. Los video niños (como los denominara Sartori) pueden contar con murallas superiores a las troyanas pero no tienen la sagacidad para saber resguardarse tras ellas.
Nunca es tarde para comenzar el hábito pero definitivamente a mayor acercamiento, mayor disposición; es decir, los niños cuyos padres compraban de dos a tres libros para agregarlos a su biblioteca personal, mostraban mayor voluntad para contar con uno propio.
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