jueves, 1 de mayo de 2008

Los idealismos: el sello distintivo del cine estadounidense en 1980


A propósito de lo leído sobre robots, me permito compartirles ana serie de coincidencias en el cine ochentero referentes a cómo se reflejaban las ideas o incertidumbres humanas sobre distintos temas en aquella década.

Todavía invadido por los problemas heredados de una problemática ajena como lo era la llamada Guerra Fría, los Estados Unidos, por medio de su cinematografía, reflejaron parte de su ideología como nación e incluso abordaron enigmas que han aquejado al hombre desde siempre, algunas de ellos fueron: la existencia de vida en otros planetas o las visiones respecto a la vida o el conocimiento que el hombre podría alcanzar en un futuro.

En principio, quizá una de las ideologías fue la búsqueda de perfección tanto en fisonomía como en carácter moral de la especie; es decir, muchos de los protagonistas en los filmes, encontraron en su estética física la característica más rentable. Para ejemplificar esto, basta con recordar la fama alcanzada por actores como Sylvester Stallone quién se caracterizó por personificar a hombres rectos, moralmente hablando, y físicamente estéticos.

De hecho Stallone personifica en la zaga de Rocky- su serie fílmica más famosa junto a Rambo- a un boxeador italo-americano que tras una vida complicada en los barrios de Philadelphia, es entrenado por un pugilista veterano para convertirse en un gran campeón de peso completo. Para llegar a su meta este personaje enfrenta diversos conflictos lo cuales, limitan su desempeño profesional pero, tras reponerse con base en fuerza mental así como el cariño de su familia y amigos cercanos, logra alcanzar su nivel físico óptimo para superar a rivales con jerarquía como Apolo Creed (supuesto campeón de peso completo hasta la llegada de Rocky en el argumento) o Cluber Lang- un boxeador negro con una fuerza física imponente-.

Sin embargo, el climax de la saga y quizá la entrega con más idealismos de la misma es Rocky IV pues es en esta película donde el personaje de Stallone enfrenta a un púgil ruso cuya estatura rebasa por varios centímetros la del protagonista. Aunado a ello, el soviético cuenta, en la batalla final, con el apoyo total del público asistente y un entrenamiento con todos los aparatos necesarios para lograr la plenitud en condición física (esto último incluye inyecciones de anabólicos para incrementar la fuerza en sus golpes).

En contraste el entrenamiento del estadounidense se desarrolla en un ambiente adverso, teniendo como única atenuante a su favor el apoyo de sus amigos y esposa. Al final, “el americano pequeño y débil” triunfa gracias a su determinación. Ésta también le permite ganar la simpatía de un público que inicialmente le atacaba.

La descripción anteriormente realizada permite distinguir, en el filme, la existencia de una ideología nacionalista cimentada en el mito de David contra Goliat en el que el hombre pequeño logra derrotar a un enemigo superior, en apariencia, sobre todo en el aspecto físico porque cabe recordar, que Goliat es descrito en la Biblia como un hombre similar a un gigante que, apoyado por filisteos, amedrentaba a las tropas israelitas durante el reinado de Saúl (primer rey del pueblo israelí).

Centrándonos en el largometraje (filmado en 1985), la batalla sobre el cuadrilátero muestra por lado a un peleador soviético fuerte pero avalado por la ilegalidad porque su fuerza y su rango como campeón son precedidos por la utilización de sustancias prohibidas en la práctica deportiva. Por el contrario, se presenta al protagonista estadounidense como una persona integra, capaz de sobreponerse a todas las adversidades; su premio, la victoria.

Quizá la escena con mayor carga ideológica se da cuando Rocky, estando malherido, envuelve su cuerpo en la bandera de los Estados Unidos de América pero existe, al mismo un diálogo como prueba elocuente de la citada ideología: “Aquí arriba… había dos personas peleando y eso está muy mal, pero mejor es que nos enfrentemos nosotros dos, que no, mil millones de personas". Asimismo, este fragmento prevé, probablemente sin intención propiamente dicha, el fin de la Guerra Fría con la llegada de Gorbachov al poder y la implementación de la Perestroika.

Por último, no es ocioso mencionar la continua utilización del montaje como recurso para hacer aparecer la bandera estadounidense durante el transcurso de la pelea: concretamente, cuando ambos peleadores se dirigen a sus respectivas esquinas después del campanazo que daba término a cada round.

El siguiente filme trascendente es Rambo (1982), también protagonizado por Stallone, el cual presenta a un ex combatiente en la Guerra de Vietnam intentando adaptarse a su nueva faceta como ciudadano común. En esa adopción de su nueva vida como civil Rambo nos brinda un ejemplo del idealismo de súper hombre planteado al inicio de la presente labor.

Como primer punto, el protagonista aunque goza de múltiples condecoraciones que avalan su desempeño en el campo de batalla, muestra una habilidad para sobrevivir a diversos ataques con armas que raya en lo sobre humano pues se repone a heridas de bala constantes, sale avante de caídas (como en el caso de la cascada) en las que un hombre, aun estando en plenitud física, lograría esquivar la muerte.

Así pues Rambo puede erigirse, desde un punto de vista especulativo pero no infundado, como un retrato elocuente de la incertidumbre vivida por los estadounidenses tras su derrota en Vietnam; en cierto sentido, en el largometraje se muestra lo complejo del proceso de reasimilación e incorporación a una vida pacífica.

Otro de los filmes más significativos de la época fue Terminador, el cual catapultó a Arnold Schwarsenegger rumbo a la industria cinematográfica, debido a que abordó tal vez uno de los temores manifestados con mayor frecuencia por parte de los llamados tecnofóbicos- entendiendo a éstas como individuos convencidos del deterioro de las relaciones humanas a partir de la evolución tecnológica-: el saber si, en algún momento, el ser humano se verá desplazado por la tecnología creada por él mismo pues esto implicaría una subordinación total a las decisiones tomadas por un ordenador. Es en este punto donde la película cobra importancia porque Skynet se muestra como un sistema informático capaz de controlar, con total independencia en relación a la intervención humana, todo el armamento de los Estados Unidos; además, conforme avanza el argumento, el sistema llega a tal grado de autonomía que observa a los humanos como obstáculo para garantizar su propia supervivencia y, por tal motivo, decide su erradicación.

Pese a una estrategia de exterminio basada en una guerra nuclear entre las principales potencias armamentistas del mundo, un grupo de humanos logra salvarse; con ello se da pié a un combate constante entre la tecnología y el hombre. En ese mismo sentido la inclusión de una máquina para viajar en el tiempo supone, de una manera utópica, una oportunidad de evitar el cataclismo generado por el antagonismo entre hombre y máquina.

Contrario a lo que podría pensarse la industria cinematográfica también manejó como temática la posibilidad de un perfeccionamiento de las tareas humanas con base en una fusión con la tecnología; tal fue el caso de Robocop (1987) pues se narra la historia de Alex Murphy, un policía entregado a su labor en el combate al crimen hasta que un día es acribillado por la mafia al entrar a una bodega. Su compañera de patrulla presencia el suceso e intenta ayudarle, moribundo, el hombre es trasladado a una clínica donde, para salvarle la vida, supuestamente, se incorporan estructuras metálicas a su cuerpo.

El resultado del proceso es la creación de un súper policía el cual, al ser despojado de su vulnerabilidad física, es capaz de combatir al crimen sin arriesgar su vida; sin embargo, lo interesante de la trama se da cuando, pese a ser prácticamente una máquina, Murphy no logra despojarse de sus recuerdos porque todavía conserva uno de los sellos distintivos de los humanos: los sentimientos.

El hecho de que Robocop conserve recuerdos sobre su pasado como ser humano evidencia la preocupación por no perder aquellas características propias de nuestra raza porque eso será el principal eje de diferenciación entre las máquinas y sus creadores sin perder de vista la incorporación de los avances tecnológicos para facilitarnos tareas en nuestra vida cotidiana o ¿por qué no pensarlo, garantizar nuestra supervivencia.

En cuanto a la posibilidad de vida en otros planetas se abordaron diversas posibles facetas de la vida extraterrestre; en primer término E.T (1982)-dirigida por Steven Spielberg- nos retrata una visión amigable e incluso tierna de una forma de vida diferente a la humana. Este extraterrestre se encuentra presa de sus propios temores al verse solo en un planeta totalmente desconocido para él. Por su enfoque y la construcción psicológica del personaje central. E.T. es, sin lugar a duda, una visión “moldeada” a los deseos humanos respecto a un contacto directo con un ser procedente de otro planeta.

En este caso, por medio de un infante, se pretende mostrar como se vislumbra una cooperación entre ambas especies con el fin de alcanzar objetivos en común porque, después de convivir por largo tiempo, Elliot (el niño) se encariña con su visitante e intenta protegerle a toda costa de los diversos peligros que le aquejan. Para reforzar esta idea cabe recordar la imagen promocional de la película: el dedo humano y el del “visitante” se unen en la punta de donde emana una luz; ello refleja la reunión entre dos mundos diferentes pero enlazados por un sentimiento “universal” como lo es la amistad.

Por otro lado, dos filmes de 1986 hacen evidente la existencia de otra perspectiva respecto los extraterrestres: Alliens, el regreso y Critters. Ambas comparten una concepción de los alienígenos como riesgo para la humanidad; en la primera se muestra (retomando un poco conceptos de la primera entrega de la historia estrenada en 1979) a seres semejantes a monstruos cuya similitud con el ser humano es prácticamente nula, Las criaturas, aliens o critters, fungían como depredadores.

Este tipo de abordaje permite retratar la curiosidad perpetua manifestada por la raza humana en relación a la existencia de vida en otros planetas; el enigma consiste en desconocer si las otras razas estarán dispuestas, en un futuro, a compartir su conocimiento con nosotros; o bien, nos vean como una especie inferior cuya existencia es inútil.

Por último no se puede hablar del cine estadounidense en los años ochenta sin mencionar Star Wars ya que, la historia creada por George Lucas, plantea una convivencia entre diferentes razas de todo el universo aunque la presentación de un escenario futurista no deja de lado la existencia de conflictos como la guerra por diferencias ideológicas (la imperialista y la república), además, se retoma la eterna lucha entre el bien (los Jedi) y el mal (los Sith).

Como puede notarse el cine, como toda creación, no está exento de revelar las inquietudes, expectativas y escenarios políticos propios de cada época; sin embargo, particularmente en los años ochenta el cine dio un vuelvo al centrarse en temáticas como las anteriormente desglosadas. De esa forma es clara la presencia de un ideal del ser, así como una curiosidad constante por lo desconocido, siendo su referente inmediato el enigma sobre el futuro del universo.

Probablemente ninguna de las cosas planteadas por la cinematografía ocurra en un futuro inmediato pero el antecedente quedará y los personajes, historia e ideología del siglo XX; es decir, la época actual pase a engrosar los ya nostálgicos archivos de la industria del cine. Tales vestigios serían entonces el testimonio más elocuente de la psicología de la humanidad.


Fichas Técnicas
Título original: First Blood
Título: Rambo
Director: Ted Kotcheff
País: Estados Unidos
Año: 1982
Reparto: Sylvester Stallone, Richard Crenna, Brian Dennehy y Bill Mckinney.

Título original: E.T. The extraterrestrial
Título: E.T. El Extraterrestre
Director: Steven Spielberg
Producción: Kathleen Kennedy
País: Estados Unidos
Año: 1982
Reparto: Henry Thomas, Dee Wallace, Robert MacNaughton y Drew Barrymore.

Título original: The Terminator
Título: El exterminador
Producción: John Daly
País: Estados Unidos
Año: 1984
Reparto: Arnold Schwarzenegger, Michael Biehn, Linda Hamilton y Paul Winfield

Título original: Rocky IV
Director: Sylvester Stallone
Producción: Robert Chartoff
País: Estados Unidos
Año: 1985
Reparto: Sylvester Stallone, Talia Shire, Burt Young, Carl Weathers, Dolph Lundgren y Briggite Nielsen.

Título original: Alliens
Director: James Cameron
Producción: Gale Anne Hurd
País: Estados Unidos
Año: 1986
Reparto: Sigourney Weaver, Michael Bienh, Lance Henriksen y Carrie Henn.

Título original: Critters
Director: Stephen Herek
País: Estados Unidos
Año: 1986
Reparto: Dee Wallace, Emmet Walsh, Billy Green Bush y Scott Grimes


Título original: Robocop
Director: Paul Verhoeven
Producción: John Davison
País: Estados Unidos
Año: 1987
Reparto: Peter Weller, Nancy Allen, Dan O´Herlihy y Ronny Cox

Referencias:
http://www.filmaffinity.com/ (4/11/07) 8:40p.m.


Referencias:

BRODE, Douglas, Las películas de los años 80, Ed. Paidós, España, 1993.

DELEYTO, Celestino, Ángeles y Demonios: Representación e ideología en el cine contemporáneo de Hollywood, Ed. Paidós comunicación, España, 2003.

www.todocine.com (4/11/07) 4:45 p.m.

www.mundocine.net (4/11/07) 5:10 p.m.

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